Entrenando #3

OFF escribió:Vengo de: https://naruto-storm.forosactivos.net/t3864-malos-olores-solitario#17967

Akira estaba disfrutando de la buena vida... No en realidad, pero sería una buena forma de narrar su historia, el chico estaba haciendo últimamente algo que creyó imposible: Aplicandose y esforzandose día con día para mejorar. Claro, era una cosa el mejorar como shinobi, adquirir más poder y bla bla bla, eso era probablemente algo que pasaba por la mente de todos los ninjas de todo el mundo almenos un par de veces en su vida. El muchacho de las gafas, sin embargo, hacía más que solamente buscar poder, porque al fin y al cabo... ¿Qué es el poder? Algunos dirían dinero, otros dirían... que es algo abstracto con lo que manipular a las personas y si preguntaramos a 100 personas distintas, cada quien tendría una idea distinta de lo que el poder es en realidad. Akira no era un shinobi que hubiese crecido en medio de tiempos de guerra y dificultades tan brutales que tuviese una visión clara de que hacer con su vida y un camino a seguir... era justamente lo opuesto. Si había algo que le faltaba era eso justamente, una meta. Quien sabe cuantos se sentirían así pero la realidad era esa. Al menos su falta de enfoque le servía en una cosa: Versatilidad e Improvisación.

El chico había aprendido a arreglarselas sin un plan trazado, y de esa manera justamente era que había estado mejorando su estilo de vida y enfocandole quizá no en una gran meta a largo plazo pero si unas cuantas cortas que había logrado satisfacer. Habiendose encargado de su primera misión para la aldea era hora de más, hora de continuar como había venido porque de seguro con un día de holgazanería se le cortaría la racha y sería muy difícil continuar. Akira se levantó a una hora prudente, tampoco se había vuelto un madrugador de repente, pero al menos ahora no le resultaba difícil ni tedioso el levantarse directo a entrenar. Esa misma sería su rutina de hoy, ducha, vestimenta, equipamento y al campo de entrenamiento. Quizá no era el shinobi mejor equipado pero luego de su última misión había aprovechado a invertir el dinero ganado en un par de armas y cosas que de seguro le serían útiles en el futuro. El sol se reflejaba en sus gafas durante todo el camino permitiendole probablemente ser visto desde una buena distancia, el destello se aproximaba más y más al campo de entrenamiento público hasta que el mismo estaba frente al chico, era hora de trabajar.

Estando en su lugar de destino Akira no tuvo mucho más que hacer que lo mismo de la última vez, esperar a ver que se le ocurría. Para su fortuna los muchachos y muchachas más dedicados y dedicadas de la aldea ya se le habían adelantado y podían bien servir como material de estudio para identificar que hacer el día de hoy. Como siempre parecían haber varias personas enfocadas en el uso de armas... Pero unas pocas solamente se dedicaban al entrenamiento de sus cuerpos, que no era para nada una mala idea. Akira observó sus movimientos, era una serie de complejas posiciones a adoptar en el aire, en el suelo y que finalmente terminaban con ellos a cuclillas y con un sello de manos que se mantenía durante toda la serie del entrenamiento, quizá se preparaban para no romper la concentración incluso realizando complejos movimientos para evadir ataques o preparar los mismos. La posición final, sin embargo le dió a Akira una gran idea, puesto que fácilmente podría usarse para posicionarse en un flanco vulnerable del objetivo y atacar, la cuestión era: ¿Cómo?

Su respuesta vino luego de un momento de fortuita y extraña inspiración, la posición parecía ser la justa para penetrar de manera indecente y rikolina a sus oponentes, alimentando su verguenza y su rikura además de posiblemente provocar algo de daño... todo esto era teoría sin embargo, así que para mala fortuna de uno de los muchachos, su ayuda fue solicitada para ayudar a Akira a practicar. Su cerebro se puso manos a la obra y en poco tiempo había dominado la rutina de los chicos, cambiando solamente un poco la posición final de los dedos, de manera que no se arriesgara a que estos se quebraran en... el interior de un rival. Eso si que sería desastroso. Akira practicó la rutina un par de veces más luego de haberla dominado y sorprendió al chico lanzandole un pequeño trozo de madera al rostro, posicionandose posteriormente en su retaguardia y propinandole una pequeña y sutil probada de lo que le habría tocado si fuese un combate, solamente la corriente de aire provocada por su movimiento llegó a tocarle y aún así le permitió percibir de la que se había salvado. Entre risas y despedidas el chico se retiró del campo de entrenamiento para comprar algo de comer en uno de los puestos cercanos. El día aún estaba comenzando.