Kusari Hi: Cadena de Fuego

Madre e hija llevaban mas de medio dìa encerradas en un dojo de entrenamiento secreto de la aldea del sonido. Por el poco conocimiento en artes ninjas que la madre de Kushina pudiera tener, sólo se limitó a verla entrenar con los artefactos del lugar. En la mitad del cuerpo de la kunoichi estaban de vuelta las manchas negras en forma de remolinos, todas se hacian cada vez màs tupidas y las formas de remolinos eran mas grandes a medida que pasaba el tiempo, era como si las manchas tuvieran vida y poco a poco recorrieran su cuerpo para convertirse en una sola mancha.

Gracias a este extraño sello que desplegaba estas manchas la fuerza fìsica de Kushina aumentaba. Su musculatura no crecìa, pero sus golpes eran mas devastadores que sin el sello despleagdo en su cuerpo. Era evidente que para entrenar o para tener mejores resultados en combate, este sello le beneficiarìa mucho.

Muchos muñecos de entrenamiento ya habìan agotado su vida util. Tras haber sido convertidos en multiples piezas de madera, Kushina los apilò en un rincon del dojo, continuando su entrenamiento con algo que querìa comenzar a usar tanto en combate como en sus entrenamientos, su afinidad con el elemento fuego. Con eso en mente, abandonó el lugar en donde estaba y se dirigió a otra habitación del dojo; esta era de cerámica, tanto paredes, como piso y techo, todo de cerámica.

Al entrar en ese cuarto se quitó las sandalias, dejándolas en la habitación anterior. Allí también se quitó su blusa y todas las demás cosas que la estorbarían. Solo se quedó con su short y unas vendas que cubrían su torso y sus senos, dejando al descubierto su abdomen. El frìo suelo de ceramica la ayudò a relajarse un poco, el contacto con el suelo le permitía drenar un poco esa energía negativa que cargaba su cuerpo producto del pequeño sello de su cuello.

Luego de hacer una posicion de manos, se golpeó el sello del cuerllo, emitiendo una luz verde de su mano, lo que ocasionó que cada una de las manchas con forma de remolino regresaran nuevamente a su lugar, dejando su piel libre de esas oscuras manchas. Al retirar la mano del sello, caminó hacia el centro del salón de cerámica y comenzó a inhalar y exhalar con posición de manos delante de su pecho. Al inhalar una gran bocanada de aire, soltó de su boca una llamarada de amplio rango pero de poco poder, toda se extendió delante de ella en el salón de cerámica. Su madre gritó al ver las llamas rodeando a Kushina, pero se calmó a verla completamente ilesa en medio del salón.
-Tranquila mamá, tengo todo bajo control.
Con una cálida sonrisa Kushina observó a su madre y volvió a su posición original. Ya podía crear fuego, ahora lo interesante sería darle forma.

-Hija, ten cuidado con eso, podrías lastimarte. Dicen que el que juega con fuego se puede quemar, ten mucho cuidado con lo que haces.
Kushina sonrió con cierta verguenza al escuchar a su mamá, sentía que se preocupada por ella aún después de haber visto el despliegue de fuerza que hizo en el entrenamiento. Tantos muñecos de entrenamientos destruidos y quemados no eran poca cosa, Kushina era fuerte, pero madre es madre, eso es una realidad inneagble.

Ella sabía esto y como su madre estaba allí con ella, tendría que tener cuidado de no vulnerar sus nervios y mantenerla tranquila. Se limitaría en ese momento a entrenar algo mas sencillo, algo que comenzaría cuando Kushina se llevó la mano a la boca y empezó a escupir fuego sobre esta. La pequeña llama que se formaba era un poco mas grande que la llama de una vela, pero brillaba con un tinte rojizo que la hacìa muy diferente. Kushina dejó de escupir fuego sobre su mano y separó rápidamente la mano de su boca, hacia su derecha, estirando la pequeña llama hasta corvertirlo en una cuerda de fuego que se extinguió al poco tiempo de haberse formado.
-Ya veo... no se mantendrá por mucho tiempo. Tendré que usar chakra de mi mano para mantenerla...

Ya Kushina tenía una idea de qué hacer. Volvió a realizar los mismos procedimientos previos: se llevó la mano a la boca, escupió fuego sobre esta hasta que la pequeña llama se mantuvo sola sobre la palma de Kushina. Lentamente la kunoichi separó la mano de su boca, manteniendo la llama sobre su mano en todo momento, alimetándola solamente con su propio chakra.

Para intensificar el entrenamiento, se tomó su antebrazo con la mano libre y comenzó a imprimirle chakra a la llamita, que lentamente se transformaría en una llama de mayor tamaño. Por un tiempo Kushina la mantuvo así hasta que de un momento a otro batió la mano hacia la derecha, alargando la llama en una larga cuerda que esta vez se mantuvo activa, circulando el fuego por todo el largo de la cuerda de fuego. Inconsientemente, Kushina había creado una cuerda de chakra, que al tener la afinidad con el fuego, se incendiaba sin consumirse.
-Mamá ¿puedes traer uno de los muñecos de entrenamientos?
Su madre deseaba colaborarle todo lo que pudiera, por lo tanto fue a buscar uno de los muñecos de entrenamiento que en mejor condiciones estaba y lo colocó uno metros detrás de Kushina, a sus espaldas, para después separarse de este.
-Ya está listo corazon, practica con él.
Tan pronto como su madre dijo estas palabras, Kushina se giró y atrapó con la cuerda de fuego al muñeco de madera. Este comenzó a incendiarse a medida que Kushina continuaba tensando cada vez mas la cuerda, hasta que finalmente de un tirón, destrozó al muñeco carbonizado por la cuerda de Chakra. Una sonrisa se dibujo en el rostro de la joven Kunoichi al ver que había logrado crear un nuevo poder.
-Juega con fuego y te quemarás...