Entrenamiento: Ninjutsu~

Off escribió:Tipo de entrenamiento: Individual
Técnica a entrenar:

Ninjutsu:

Rango de la técnica: D
Lugar del entrenamiento: Oficina del Otokage

Hoy le ha tocado a Tayuya cuidar de la oficina del Otokage, ella no recuerda haber visto en algún momento al Otokage y desde que tiene memoria, no ha habido un líder por así decirlo, oficial. La oficina es amplia, con ventanas que cubren la mayor parte del lugar permitiendo una iluminación casi perfecta, cuenta con un escritorio justo en el centro de la oficina junto con tres sillas, dos de frente y una detrás. El escritorio cuenta con muchas cosas, libretas, lapices, hojas, sellos para cartas y más. Quizá lo único que no era rescatable de dicho lugar es la suciedad. Cuando los rayos del sol iluminaban dentro, se podían apreciar diminutas partículas de polvo, casi todos los objetos ahí tenían polvo, como si no los estuvieran usando. [No es mi deber] pensó ella con respecto a lo sucio del lugar, pues solo tenía que hacer una vigilancia.
Tayuya recorrió lentamente cada rincón de la oficina, no buscaba algo en particular, solo tenía curiosidad. Sacudió un poco uno de los asientos para poder sentarse, y una vez ahí, se puso a leer un poco de los montones de hojas que habían. Se trataban de datos, miles de datos de la aldea, presupuestos, calidad de vida, casi todo se trataba de datos estadísticos y poco eran explicaciones sobre la información de dichas hojas. Pero lo más intrigante era que dichas hojas eran de varios años atrás, información totalmente inútil, como si alguien hubiera olvidado tirar los papeles viejos.

Luego de unos minutos de leer un poco de la información de las hojas inútiles, Tayuya tomo uno de los lapices que habían sobre el escritorio, un lápiz de calidad, hecho con una madera resiste, paso su mano por otra parte y se escucho "Plop" como si unas gotas cayeran, giro su rostro para observar lo que su mano había encontrado, se trataba de una taza de café. Una pequeña gota había caído sobre el suelo, ella se acerco y el café parecía estar en buen estado [¿Como puede haber un café en buen estado, en un lugar tan sucio] pensó Tayuya, ella no tomaría de dicho café ni un solo sorbo, quien sabe quien había dejado eso, podría ser alguna trampa. Dejando olvidado el café Tayuya abrió uno de los cajones del escritorio, más papeles y todos con números, sin duda se trataba de más datos estadísticos, cerro el cajón y fue al último, [Que raro] pensó, pues dicho cajón estaba cerrado con llave. ¿Por qué alguien dejaría con llave un cajón viejo?, la curiosidad mato al gato es uno de los dichos más viejos del mundo shinobi, y ella pasaría por alto ese dicho para saciar sus ganas de ver lo que había dentro.
Ella no es la más hábil en lo que a robos se refiere, y tampoco es algo que este dispuesta a hacer, pero su curiosidad era lo suficientemente alta para buscar la forma de abrir el cajón. Se quito uno de sus broches del cabello y empezó a presionar dentro de la cerradura para abrirla, Buala!, se abrió. El cajón no tenía polvo, increiblemente se encontraba limpio, con varios pergaminos intactos.

Tayuya saco todos los pergaminos y entre todos sintió especial interés por uno que trataba sobre una técnica de camuflaje, algo así como mezclarse con el entorno, dejo los pergaminos donde estaban a excepción del que tenía dicha técnica. Era algo que podría serle útil en el futuro, porqué no, seguro algo así paso por su cabeza cuando se puso a leer detenidamente cada sello. Se apartó un poco del escritorio y empezó a repetir los sellos, uno tras otro, no lo hacía con intensión de realizar de forma seguida la técnica, sino, para aprender los sellos. Pocos minutos después lograría memorizar los sellos, eran algo sencillos y eso facilitaba en gran medida el aprendizaje de la joven kunoichi. Ahora tendría que empezar a aplicar lo teorico a lo practico, ¿de qué forma?, sencillo, realizando la técnica ahora con intención de lograr una transformación.
En el pergamino mencionaba como los shinobis se mezclaban con su alrededor gracias a una transformación superficial que realizaban, está era muy básica pero también útil. Ella concentro chakra en su cuerpo, realizó los sellos pero luego se detuvo, algo estaba mal con su realización y es que no sabía en que pensar exactamente para transformarse. Una y otra vez realizaba la técnica pero era lo mismo, pensaba en demasiadas cosas a la vez y eso impedía su transformación, pues necesitaba únicamente de una. -Quizás esta técnica no es para mi- dijo ella sonriendo con tono sarcástico, porque era obvio que su personalidad no iba a dejar que no se aprendiera la técnica, sin importar cuanto tiempo requiriera.

Repitió una y otra vez la técnica, sus ideas eran demasiadas, pero ella sabía que si pensaba en solamente una cosa podría lograrlo, aunque mantener su concentración en una sola cosa era difícil, es mujer, siempre piensa en más de una cosa. Se acercó al escritorio y lo golpeo con un poco de fuerza, *Crash* se escucho el caer de una taza llena de agua del lado derecho de Tayuya, ¿de donde había salido esa taza?, la taza de café se encontraba del lado contrario y al parecer esta taza contenía té, estaba oculta entre unos papeles, a quien se le ocurriría ocultar una taza de té, vaya falta de inteligencia. Tayuya limpió y levanto los pedazos de la taza que había roto, los guardo en el primer cajón y suspiró. Los rayos del sol dejaron de iluminar la oficina, se había hecho tarde y Tayuya no se había dado cuenta, ella tenía tiempo limitado para su vigilancia así que si la veían dentro le llamarían la atención, y más aun por haber roto la taza. Unos pasos se escucharon acercarse, las opciones no eran muchas para ella, saltar por la ventana para huir o encontrarse con otro vigilante y explicar el porqué de su tardanza. Ja! Ninguna de las anteriores, Tayuya realizó sellos de forma rápida, tuvo una imagen muy clara y especifica de la taza de té que había roto, una taza blanca, con dibujos de aves grises. Se abrió la puerta y un humo salio de la oficina, -que sucio- dijo el shinobi mientras sacudía con su mano el polvo que había quedado cerca de su rostro. Observo dos tazas, una de café y la otra de té sobre el escritorio, se acerco a la de café -sigue aquí-, la agarro y se fue. Momentos después Tayuya volvería a su apariencia normal, había funcionado, ella agarro el pergamino y lo dejó en el último cajón, lo cerro y se alejo lentamente del escritorio. Fue un desperdició de té, pero al menos el café ya se lo habían llevado.