Un Viaje Inesperado (5)

Finalmente estaba acá. Este era el lugar... aparentemente. No había mucho a la vista más allá de lo obvio en el terreno, Akira traía consigo el libro del que obtuvo el código y repasó toda la información que contenía en él. No habían demasiadas pistas en realidad... Quizá no había pensado demasiado la situación y se había precipitado pero de igual manera ahora ya estaba acá y vería que su búsqueda tuviera resultado. No tenía intenciones de entrar en Getsugakure por ahora así que evadió toda la zona cercana mientras se concentraba en solo una cosa, Samehada. La imagen del crudo bosquejo de la espada en el libro grabada en sus pupilas mientras la buscaba con tal pasión... tal hambre que fácilmente podría haber pasado por un loco en busca de algo suyo que hubiera perdido, algo precioso. Por un momento Akira pudo ver en su reflejo una figura extraña, escuálida y con casi nada de pelo, los dientes podridos mientras buscaba su "precioso". Fue algo bastante impactante a decir verdad, tanto que Akira tuvo que frenarse por un momento y para ello se movió de la pequeña charca en la que tuvo esa visión. Se encontraba en la copa de un árbol mientras reposaba y jugaba con un kunai entre sus manos, lo pasaba entre sus manos, lo sujetaba, era relajante el concentrarse solamente en el kunai y quizá tener la facilidad de notar algo más desde la zona en la que se encontraba. Su búsqueda tendría que ser guiada por corazonadas prácticamente. Ojalá fueran acertadas.

OFF:

A la distancia se erguía una cadena de volcanes, una caminata de talvez una hora desde donde el pelirrojo se encontraba. En su mayoría los volcanes estaban inactivos pero el objetivo del pelirrojo estaba en uno de ellos, justo en el cráter, más que eso estaba de hecho oculto en la profundidad del mismo, un trozo de roca sólida y firme le arropaba de tal manera que Samehada dormía, a pesar del calor. No habían vendas sobre ella, sus fauces se abrían y cerraban repetidamente mientras burbujas de lava ardiente salpicaban los muros del cráter. Se requeriría de un auténtico milagro para localizar el volcán correcto, y más aún para alcanzar la espada y salir sin ser quemado por el volcán. Un reto suficientemente bueno para un shinobi de alto nivel como el pelirrojo.

OFF:

El pelirrojo seguía en su lugar, nada más que hacer que matar algo de tiempo en la zona. No parecía que hubiera nadie cerca que pusiera en peligro su tarea primordial de encontrar la samehada así que no necesitaba necesariamente levantar el paso demasiado. La noche estaba ya sobre él y la luna brillaba con suficiente luz para iluminar el camino principal que rodeaba toda Getsugakure. Akira seguía con un kunai en la mano mientras rayaba partes del árbol en el que reposaba, haciendo garabatos más que nada, un bosquejo de lo que se supone sería la apariencia de Samehada, con grandes escamas, un largo mango y unas enormes fauces al final. Extraño que una criatura fuera al mismo tiempo un arma y especialmente una que no tenía apariencia filosa pero por las escamas probablemente haría mucho daño desgarrando carne y vestimentas. El pelirrojo concentró un poco de chakra suiton en su mano y formó dos burbujas de agua que mantuvo en ella y movía como canicas en circulos, una chocando con la otra y fusionandose en una misma esfera grande de agua y separandose a los pocos segundos. No era algo que requiriera demasiada energía pero si una cantidad razonable de control de chakra y concentración. Después de todo era una habilidad un poco extraña de practicar. El pelirrojo suspiró comprimiendo su mano y limpiandose las gotas de agua.  Era hora de moverse. A la distancia Akira lograba observar una cadena montañosa, de hecho parecían tener cráter así que se trataría de volcanes y no montañas. Unos pocos árboles marcaban lo que parecía ser un sendero cercano, no muy transitado. Era bastante obvio porqué la zona cercana estaba llena de cultivos y vegetación, después de todo las zonas a las faldas de los volcanes siempre tienen gran fertilidad. Dando un salto para bajar del árbol el pelirrojo se dirigió a través del camino presentado entre los árboles hacia el primer volcán,  la pendiente era bastante empinada pero dando saltos y tomandose gracias a sus garras de hierro que siempre usaba como arma podría llegar, sin mencionar claro que siempre le quedaba la opción de lanzar un kunai hacia la punta y transportarse hacia allí. Eso sería más un caso de emergencia que una opción real, No podía gastar sus energías tan rápido.

4 Dados:

El pelirrojo ascendió al volcán cuidadosamente, pero no lo suficiente, en más de una ocasión estuvo a punto de caer de una distancia poco segura, Los shinobi estaban acostumbrados a las grandes alturas pero en este caso una caída desprevenido en un espacio tan peligroso podría ser mortal, si caía y se golpeaba la cabeza antes de recuperar el control de su cuerpo su búsqueda podría terminar siendo fatal para él. El joven Jounin de Kirigakure hizo todo lo posible para mantener su balance y seguir su camino, fue golpeado por algunas ramas de pequeños árboles que parecían salir de los acantilados por los que debía pasar antes de lograr alcanzar la cima. Desafortunadamente al llegar allí, y limpiar el sudor producido por la subida, resulta que no había mayor cosa en ese volcán, en realidad era solamente una gran caldera de lava, unas cuantas burbujas se producían del ardiente líquido y el pelirrojo aprovechó a arrodillarse para comprobar la profundidad del lugar, el jarrón que había comprado en el camino hacia acá se había quedado atrás en el mismo árbol en el que había reposado hasta hace poco. Akira aprovechó a recuperar un poco de energías antes de seguir su camino, rodeando todo el crater el pelirrojo llegó hacia la zona que más se aproximaba al siguiente volcán. No podía perder la oportunidad de acortar camino por acá así que entre saltos y aferrarse a cada saliente lo suficientemente grande para soportar que Akira se sujetara por las manos de ella se estaba abriendo camino hasta donde debía llegar, su objetivo era una no tan pequeña hendidura en la piedra por la que fácilmente podría entrar Akira, no al volcán como tal puesto que no sabía  si se trataba de una caverna o solamente de eso, una saliente con un techo. El pelirrojo siguió su camino esperando esta vez conseguir algún resultado. El calor era abrasador cada que se acercaba a ciertos lugares de la piedra, parecía que la misma tenía pequeños túneles por los que el calor escapaba y salía como aire caliente y eran justamente esos lugares los que el pelirrojo sentía cerca suyo. De verdad era peligroso el lugar, un paso en falso y el rayo rojo se volvería uno con la lava.

VD: 2000 - 100 - 100 = 1800.
CK: 2000.

4 Dados:

El viaje no había sido particularmente lejano o largo, no era más de un día pero de verdad que Akira estaba comenzando a sentir el cansancio. Si fuera una situación normal de seguro no tardaría en irse a descansar, sin embargo sentía que debía hacerlo, estaba cerca. La pequeña caverna de hecho tenía tope, no era más que un lugar en el que quizá podría pasar unas horas de descanso pero eso sería en caso solamente de necesitarlo de verdad tanto como para no seguir su búsqueda. Sentía a Samehada cerca, estaba seguro de ello, no podía explicar lo que pasaba pero sus instintos pocas veces le fallaban. Era extraño ya, habían pasado semanas sin escuchar nada en su cabeza y ahora que estaba quizá a punto de encontrar a un prospecto de compañía en Samehada quizá sería buena idea intentar despertar a sus "yo" internos. "Psst... Hay alguien" pensó para sí mismo, solamente para no encontrar ninguna respuesta "Nadie?" preguntó nuevamente, era una lástima de verdad. No estaba acosutmbrado al silencio y aunque por un momento lo agradeció de gran manera, ahora necesitaba de esas distracciones para mantenerse conciente y enfocado en lo que intentaba hacer. Una rama de la que se sujetó cedió golpeandole la cabeza fuertemente y dejandole un rasguño del que una pequeña gota de sangre corrió. - Genial... - dijo frustrado mientras seguía su camino.

VD: 1800 - 100 = 1700.
CK: 2000.

2 Dados:

Mientras el pelirrojo se acercaba al cráter del volcán Samehada estaba despertando, pendiente de un fuerte chakra que parecía acercarse, su apetito voraz le alertaba de un posible alimento cercano. Quizá incluso más que eso. Desde la cima del cráter era visible la parte de la roca en la que Samehada se ocultaba del calor y demás inclemencias del clima. La espada esperaba atenta a ver si el desconocido se acercaba lo suficiente. Había un pequeño camino demarcado por piedras que parecían ser lo suficientemente sólidas para soportar el peso del shinobi y que le permitirían acercarse a ver la saliente en la que Samehada se encontraba oculta. ¿Quién habría dejado en ese lugar algo tan valioso? Era una verdadera incógnita. Una que por ahora no tendría respuesta para el joven de Kirigakure. Lo había logrado, la espada era suya para hacer lo que quisiera con ella. La cadena de volcanes quizá proveería de más secretos que una espada a los demás viajeros. La noche estaba llegando a su fin y a la distancia se lograva entrever al sol asomandose para iluminar toda la zona.

OFF: Se reconoce la obtención de los tres dados necesarios, se hace entrega a Akira Kaburagi de la espada legendaria Samehada:

◄Nombre: Samehada
◄Tipo: Arma
◄Costo: 150Ck
◄Daño: 700Vd
◄Efecto: Escoge uno y borra los demás:
*El chakra del oponente se reduce en 20% del original + la mitad del Ck que se reduce pasa al usuario.
*Bloqueas un ataque Tipo: Arma o Taijutsu incluso imbloqueable máximo 800Vd de daño hacia ti
*Bloqueas un ataque hacia ti
◄Efecto Especial: Solo puede hacerse imbloqueable con Habilidad.
◄Descripción: Samehada fue creada a partir de escamas de tiburón, debido a esto el arma no corta sino que desgarra pero, aún así, su capacidad de dañar es lo suficiente como para romper la piel humana fácilmente. Esta espada tiene un ente viviendo en su interior que devora chakra.
◄Límite de Uso: 10 veces por batalla
◄Usuario: Akira Kaburagi.
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Finalmente el pelirrojo había llegado al cráter del siguiente volcán, el frío de estar en una ubicación tan alta era mitigado por el inherente calor de un volcán activo, al asomarse era bastante visible una pequeña parte del muro con una saliente que le cubría e impedía ver lo que había en el lugar, también parecía haber una seguidilla de rocas pequeñas que podrían proveer de puntos de agarre para escalar y llegar a ella. Nada perdía con intentarlo así que Akira se dirigió a través del camino de piedra para verificar que había en el lugar, sería una lástima haber llegado tan lejos e invertir tanto tiempo en buscar samehada para terminar solamente pasando por alto el lugar exacto en el que se encontraba. Cuidadosamente el pelirrojo descendió, teniendo cuidado de no caer en la lava. Por un momento una de las rocas cedió y le provocó un resbalón bastante peligroso del que solamente un kunai fuertemente clavado en la piedra le salvó. Una caída así sería fatal por lo que trató de tener más cuidado y no pasar por eso de nuevo. Con cautela llegó al lugar que quería revisar, se agachó a verificar y allí fue donde la vió. Más hermosa incluso de lo que el dibujo de su libro permitía ver. Grandes escamas azuladas provenían del mango de la espada reposante en la piedra y unas enormes fauces parecían estar abiertas desde el lugar. Akira tragó saliva e introdujo su mano en el agujero para tomarla, cuidadosamente se acercó hasta sentir el aliento de las fauces sobre su mano. Claro que era peligroso, si no le agradaba a la espada quizá devoraría su mano entera. Sin embargo no pasó. La respiración seguía igual y Akira no tuvo más necesidad que buscar el mango de la misma, Al hacerlo y encontrarlo sintió como se acomodaba a su tacto, tomandola firmemente Akira la retiró del agujero teniendo cuidado de no golpearla en la piedra y al extraerla la elevó frente a sí mismo. Era en serio magnífica, más que eso también era bastante pesada así que quizá lo mejor sería tener cuidado al salir. El pelirrojo recordó que había dejado un Kunai oculto en el país de las olas para regresar rápido de su viaje así que ese sería su plan de escape, ahora debía hacer algo sobre Samehada puesto que no podía ir por allí con una espada tan grande y amenazadora a través de un pueblito. De su mochila produjo unas vendas, suficientes para envolver a Samehada, una tarea que hizo con mucho cuidado mientras la acariciaba como si de una mascota se tratara. - Bien chica, hora de ir a casa - dijo al finalizar su tarea y cargarsela en el hombro. Con un sello de mano el pelirrojo activó su hiraishin y rastreó el kunai marcado que había dejado hace casi dos días allá. Era hora de volver.

Spoiler:

VD: 1700 - 100 = 1600.
CK: 2000 - 100 = 1900.

OFF: