Paseo nocturno - Parque de konoha [Libre]

Desde La supuesta desaparición del primer Hokage, Hanashi fue nombrada como su sucesora, no podía negar que había mucha felicidad en ella debido a tener el honor de ser la cabeza de una creciente y poderosa aldea como lo era la aldea de oculta de la hoja, después de todo el esfuerzo que había hecho durante su vida parecía dar frutos.

Había hecho todo un largo viaje hacia la aldea,  durante el viaje simplemente se mantuvo bastante callada,  mientras era escoltada, la pelinegra creyó que una escolta era demasiado, pero su padre insistió en que alguien tan importante como su hija simplemente debía viajar con todo el lujo posible, aunque era algo que a la kage no le pareció del todo, pues a diferencia de su padre, ella era un tanto más humilde, así que mientras su padre se regocijaba por el reciente nombramiento de su hija,  su propia hija simplemente miro durante el camino por la ventana, admirando los lugares por los que pasaban, podía escuchar algunos murmuros de su padre, más la chica solo se limitó a decir sí o no, su mirada seguía fija en el horizonte que podía ver por la ventana.

Al llegar a su destino fue recibida con una multitud de ninjas, cosa que la hizo emocionarse bastante, pero tras su recibimiento, simplemente venia la parte tediosa… lidiar con los asuntos pendientes del anterior kage, así que hubo una reunión con ellos, en una especie de sala especial donde por medio de televisores dijeron lo que tenían que decir a la recién llegada Hokage, como era más que obvio, fue agobiada por esos ancianos y sus ideas que de cierto modo le parecieron estúpidas, pero su padre antes le había recomendado simplemente callar y escuchar, así que eso hizo, se tragó su coraje y sin más simplemente dejo que el curso de las cosas corriera como el agua en el rio.

Tras la junta, su padre se encargó de llevarla a la que sería su hogar, sin duda era una mansión bastante lujosa como era de esperarse de su padre, al llegar tenían preparada la cena… si, se había todo el día, su primer día en la aldea, se había desperdiciado en una aburrida junta y una gran lista de pendientes, su primera cena con su padre, fue simplemente deliciosa, sin embargo la pelinegra no comió todo su plato pues esa junta la había dejado un tanto estresada, cuando se puso de pie, se despidió de su padre y fue a su habitación, su padre se extrañó un poco pues aunque ya era de noche, no se podría decir que era hora de dormir, pero la dejo.

Su ropa había sido acomodada en el armario, su cama era muy grande para su gusto, era una cama matrimonial con un dosel, de telas semitransparentes, su cama estaba hecha de madera muy ostentosa pues tenía adornos alusivos a su clan, la cabecera de su cama, tenía un gran abanico Uchiha, la chica miro el resto de su habitación, era acogedora aunque llena de lujos que para su gusto seguían estando de más.

Entonces su mirada se desvió hacia el ventanal que estaba justo a unos metros de donde ella,  las luces de la aldea podían verse no muy lejos pues su casa aunque estaba en el distrito Uchiha que era bastante privado, su hogar se podría decir que estaba al final de aquel distrito, Así que la pelinegra se giró para quedar de frente a aquel tocador con espejo que tenía entonces simplemente se sonrió a sí misma un tanto picara, luego de unos segundos de mirarse, la chica simplemente tomo una ducha rápida, al salir fue directo a su armario, para de ahí sacar sus respectivas prendas, tras ello rápidamente se vistió con una prenda de color negro, está en la parte inferior constaría de un short corto pues apenas le pasaba los glúteos, era un tanto ajustado a la figura de aquella mujer, esta prenda en la parte superior sería una blusa straple, misma que se sostenía gracias a lo ajustado de la prenda contra la curvilínea  figura de la mujer de cabellos oscuros, sin embargo aunque la prenda era ajustada, no impediría para nada la movilidad de la chica, quien corrió la cortina que cubría su cama solo para poder sentarse y ponerse sus botas ninja, al ponerse de pie rebelaría que estas eran largas hasta sus rodillas,  luego se puso aquel par de guantes largos estos no tendrían dedos, por lo que exponían los de la joven y le llegarían hasta los codos, al igual que sus botas y su prenda ninja estos serían de un color negro grisáceo.

Nuevamente se miró en el espejo y comenzó a peinarse, atando en su cabello una media coleta y dejando aquel fleco que tenía caer por ambos lados de su cara aunque  de su lado izquierdo su cabello cubriría prácticamente la mitad de su cara, la joven una vez que termino  se apresuró a tomar de su armario una de aquellas gabardinas que su padre había mandado hacer para ella, esta sería una capa sin mangas, larga hasta medio muslo y con decoraciones en negro, en el borde de la misma tendría unas llamas en negro, mientras que por encima de las mismas tendría algunos pétalos y flores de cerezo en un color rojo bastante intenso, aunque en la espalda tendría los  kanjis respectivos que citarían “Nidaime hokage”  mientras que en la parte de enfrente justo a lo que sería la altura de su corazón un abanico, símbolo de su clan.

Una vez lista, la pelinegra simplemente se sonrió de nuevo en el espejo y tras sonreírse simplemente abrió la ventana y salió dando un salto en el borde de su balcón para de ahí saltar a la casa vecina y así simplemente se abrió camino por el distrito Uchiha hasta llegar a la aldea, la chica sonrió y bajo de los tejados pues noto que estaba cerca de un parque, aun no conocía muy bien la aldea, pero tampoco era tonta, así que caminando por el parque,  simplemente sonrió aunque claro era de noche y tal vez no había nadie, así que al ver un tronco en una de las áreas de descanso la pelinegra simplemente se paró sobre este y levanto su mirada al cielo… entonces se dijo a sí misma. “Así que … Ahora eres Hokage, nee Hanashi… Quien lo diría.” Sonrió ampliamente, pues estaba bastante feliz por su actual situación, entonces se cruzó de brazos y sin más, cerraría los ojos, sintiendo como la brisa local acaricia su cabello con suavidad, recordando algunas cosas mientras sonreía ampliamente pero manteniendo sus ojos cerrados y oídos atentos a su alrededor.