Malos olores

Malos olores. Es preocupante cuando existen en un lugar quedebe tener altos estándares de limpieza como un laboratorio de una aldea. Aunque Otoagkure no contaba con un hospital propiamente dicho, el laboratorio de la aldea fungía como centro clínico tanto para ninjas de otogakure como para civile de los campos de arroz. En numerosas ocasiones Kushina había tenido que llevar a su papá a este laboratorio producto de uno u otro desmayo o mal que ella misma le causaba, alguna que otra dobladura que ella le causaba o alguno que otro mal golpe que ella le daba. Casi siempre ella era la causante de las constantes visitas de su papá al laboratorio de la aldea.

Con sorpresa, una de las enfermeras recibió a Kushina al ver que no venia con su padre, sino mas bien, sola y con el protector ninja en su cintura. Con mucha cordialidad la Kunoichi explicaría el motivo de su visita.
-No, lo siento, no vengo hoy para que me atiendan a mi o a mi papá, vengo a examinar el salón número 12, dicen que presenta malos olores y como ninja de la aldea vengo a prestar un servicio a este recinto.
-Vaya, así que ese es el motivo de tu visita. ¡Pues adelante! toda ayuda es bien recibida y más si esa ayuda viene de una visitante tan amable como tu.

Habíendo explicado su misión en el laboratorio, la enfermera acompaño a Kushina hacia el salón número 12.

Kushina acostumbraba a limpiar en su casa. En su hogar esa era una tarea que acostumbraban a repartirse entre los tres integrantes del hogar, aunque eso fue hasta que se convirtió en ninja, desde entonces ni su cuarto lo limpiaba, siempre encontraba todo ordenado. Sus padre se encargaban de limpiar la casa, mantener la cosecha y todas las demás labores relacionadas a la casa. Sus padres estaban demasiado orgullosos de sus hija que ahora era una kunoichi de la aldea, aunque ayudaría como pudiera en lo economico para sacar a su familia adelante.

Claro, limpiar no era un problema para Kushina, pero a medida que seguía a la enfermera hasta el susodicho cuarto número 12, entendía por qué la habían llamado. No era un olor común, algo había pasado en ese lugar. La enfermera llegó hasta cierto punto, se detuvo y apuntó con el indice el lugar donde se encontraba ese cuarto, una puerta con el número 12 dibujado en una placa de madera encima del umbral. Por obvias razones la puerta estaba cerrada. Kushina arrugó la cara al sentir el desagradable olor. Se sintió tentada a abandonar la misión, tenía poco estómago para eso, pero ya estaba metida ahí y con la experiencia de su pasada misión, donde le obsequiaron dos bolsitas con bastantes monedas de oro puro, prefirió hacerla. Nunca se sabe qué se va a encontrar en una misión, lo mejor que puede hacerse es aceptarla y cumplirla con la mejor disposición.

Entre en la habitacion tapandose la nariz, el olor era realmente insoportable. Lo primero que se le ocurriò fue salir corriendo y abandonar el hospital. Todos se le quedaron viendo mientras corría fuera de la habitación. Muchos se preguntaron qué había pasado pero no se atrevieron a decirle nada y mucho menos entrar en el cuarto del cual ella había salido. Quien sabe con qué cosas se había encontrado la Kunoichi en ese cuarto. Sin embargo, no fue por lo que vió allí que huyo del hospital, sencillamente había ido al cuartel ninja en busca de algo que le ayudara a cumplir con la misión.

Al llegar al cuartel ninja se dirigó al departamento de inventario, donde se resguardan todas las armas armas ninjas que posee la aldea, desde rollos de alambres hasta espadas.
-Buen día, estoy buscando algún tipo de mascarilla contra olores tóxicos o venenos. Es que voy a realizar una misión en el hospital de la aldea en un cuarto en el que probablemente hayan olores que podrían ser tóxicos. No quiero enfermarme.
-Hola, buen día. No estoy muy seguro pero creo que tengo una por aquí que te puede ayudar en tu misión, pero debes devolverla cuando termines.

Con paciencia la kunoichi se sentó a esperar a que el ninja encargado buscara la mascarilla en los amplios estantes del galpón. Finalmente regresó con una máscara en manos, se la entregó y la hizo firmar un par de documentos antes de irse. Kushina regresaría al laboratorio de la aldea con una horrible mascarilla negra hecha de cuero, con dos tubos largos que salían de la parte frontal de la máscara.

Nuevamente, todos observaron a la Kunoichi pasar, con tremenda mascara puesta, por en medio del pasillo principal del laboratorio, dirigiendose a la habitación que antes le había señalado la enfermera. Entró en la habitación esta vez con guantes y la mencionada mascarilla, con esta podía respirar tranquilamente sin que los olores le afectaran, ni la hicieran sentir nauseas.

Al encender la luz de la habitación, evidentemente estaba desordenada pero no había nada que pudiera ocasionar el mal olor, solamente habían papeles revueltos y muestras de... un momento.

-¿Qué es esta cosa?
Al acercarse a una de las mesas del laboratorio, kushina encontró un pequeño envase con lo que parecía ser un extraño liquido negro, bastante espeso. Por mera curiosidad lo tomó con su mano y lo alzó a la luz para ver si la luz pasaba a través del liquido. Gracias a la luz vio un cuerpo extraño en su interior, parecía moverse por lo que kushina se sintió tentada a vaciar el agua y ver que era, pero cuando se dio media vuelta para salir del laboratorio e informar lo que encontrò, se tropezó con el mismo ninja de piel blanca y ojos raros que habìa visto en el cuartel, durante su primera misión.

-No me dijeron que iban a limpiar. Perdón por el desorden pero he estado unos días fuera de la aldea en misiones especiales.
-Ho-ola... soy Uzumaki Kushina dattebane...
-Se quien eres, Uzumaki Kushina, lo que no se es porqué estas aquí.
El sujeto de extraña apariencia se agachó a la altura de la Kunoichi y sin que pudiera evitarlo, le arrebató el frasco y le dio la espalda, para salir de la habitación.
-Esto es mio por cierto...
Kushina se quedó un poco paralizada ante la presencia de ese hombre, le causaba temor, por alguna extraña razón. Mas tarde, Kushina terminaría de limpiar la habitación, dejando todo tan ordenado como le era posible. Finalmente el mal olor se habìa ido, tal vez el foco de perturbación era aquel frasco de liquido negro, el cual, probablemente, no volvería a ver en su vida.

Kushina se iría del laboratorio tras completar su misión, había tardado mas de lo que esperaba, pero lo importante era el resultado, el cuarto número 12 limpio y sin malos olores.