Un esfuerzo extra

Akira estaba de vuelta en la aldea de la niebla, y más que eso de hecho venía con algunas cosas de más pero no era lo más importante de momento. Había dejado atrás a Takeru y lo mejor que podía hacer era asegurarse de que si él no encontraba su camino solo, estaría allí para solucionar todo. Akira tenía consigo los kunai especiales que había mandado a fabricar, la forma era distinta y tenían mucho más filo que los comunes, su peso también era mayor pero más balanceado de manera que se amoldaban justamente a Akira y su estilo de combate. Lo que destacaba de dichos kunai, sin embargo no era el peso, sino el hecho de tener atado al final de ellos, un pequeño papel con una inscripción, alguno quizá creería que se trataba de papel bomba pero no era el caso, era un sello especial que Akira había estado desarrollando desde hace tiempo, una marca que le permitiría manipular su chakra hasta esa ubicación, facilitando de esa manera la forma en la que no solo sabría el lugar de sus kunai, sino podría si llegaba a concluir su desarrollo, transportarse hasta allí.

El pelirrojo se aseguró de tener consigo todos los materiales que necesitaba, luego de pasar rápidamente por su hogar a cambiarse la ropa, se aseguró de aparecerse en el campo de entrenamiento, al estar allí sin embargo se topó con que no era exactamente lo que quería. Entrenar en medio del campo de entrenamiento no sería para nada privado y eso era prácticamente lo que más le interesaba, esto no era algo de lo que quisiera todo el mundo se enterase, ni siquiera en su aldea. No aún. Akira se aseguró de esperar en el campo de entrenamiento haciendo como si estuviera solamente practicando su de por si ya infalible puntería con armas arrojadizas dentro del campo lanzandolas a troncos, muñecos e incluso hacia otros shinobis que entrenaban defensa contra armas. Todos parecían tener sus metas claras así que al menos eso enorgullecía a Akira sobre su aldea. Nadie parecía estar descanasndo de más u holgazaneando. Y eso era suficiente por ahora. La noche comenzaba a caer en la aldea y afortunadamente para él, eso significaba que la mayor parte de gente en el campo de entrenamiento, se retiraría.

Uno a uno los chicos del campo se retiraron, y para cuando eran pocos en realidad, una buena parte del campo de entrenamiento se había liberado, dentro del campo había una zona que era considerada bastante privada, puesto que algunos árboles nublaban la visión desde lejos y para distinguir correctamente a quien se encontraba dentro y lo que hacía se necesitaba estar a pocos metros de allí, así que esa sería la zona elegida por Akira para su labor. Y vaya que era una gran y ardua labor la que tenía por delante. El pelirrojo se aseguró de que nadie le viera o prestara atención de más y marcó a mano varios árboles y zonas con el sello, su primer paso sería concentrarse en reconocer las marcas en sus kunai, utilizando el sello del carnero intentó una y otra vez sin mucho éxito el desarrollar la percepción adecuada del poco chakra que había en cada sello, pero era casi imposible con su nivel de control actual. El cansancio obviamente no ayudaba, pero no se rendiría tan fácilmente en algo tan importante como el desarrollo de esta técnica. La luna salía a iluminar la zona mientras el pelirrojo daba su mejor esfuerzo.

El pelirrojo se aprovechó de su facilidad para mantener largas sesiones de entrenamiento y viaje sin necesitar demasiado descanso, todo shinobi tenía una gran resistencia y era algo crucial considerando el tipo de trabajos que solían completar.  Akira intentó mantener distintas posiciones de manos para canalizar de mejor manera su chakra e intentar disiparlo un poco, lo suficiente para asegurarse de levantar las marcas de su sello en los kunai y en las zonas que había marcado hace un instante. Esta vez estaba obteniendo resultados, sin embargo no eran los adecuados. Solamente sentía leves pulsaciones provenientes de un área pero no podía de verdad deducir de cual marca se trataba ya que algunas de ellas estaban bastante juntas entre sí. La frustración en Akira era evidente, su rostro enfurecido luego de cada intento fallido no auguraba nada bueno para alguien que osara a interrumpirle ahora. Como no había nadie no debía preocuparse por no hacer mucho ruido o no poder desquitarse cuando la frustración y la ira se apoderaran de él. Era bastante sencillo en estos caso que estaba solo, se dejara llevar por sus emociones.

Akira oscilaba entre sus intentos por percibir correctamente y alcanzar a determinar la distancia y dirección en la que sus marcas estaban puestas con frustración, y hacerlo con determinación. La frustración se apoderaba de él por unos pocos segundos luego de fracasar mientras la determinación le seguía. No sería vencido en su intento por diseñar una nueva técnica, y menos una tan efectiva y sensual como la que entrenaba ahora. Todo valdría la pena eventualmente. El pelirrojo se aseguró de repetirselo una y otra vez. En su cabeza comenzaron a resonar las voces nuevamente, a veces animandole y a veces, como siempre habían hecho, burlandose y armando un entretenido escenario enter sí. Al menos Akira estaba llegando a algún lado, no estaba seguro de a donde pero a algún lado. Por ahora era capaz de identificar la noción de los sellos, no su ubicación exacta pero si la zona en la que estaban así como su estado. El chakra que residía en ellos tomaba una distintiva marca de "aroma", no era en realidad que Akira "oliera" su chakra en otro lugar pero si se distinguía un rastro.

Por ahora el rastro era suficiente, era un gran avance el llegar a percibir el rastro de todos sus sellos, y luego de unos intentos más ya no solamente percibía los sellos sino también lograba identificar todos y cada uno de ellos, incluído el que había dejado en manos del chico. Aprovechando que el avance era real, Akira tomó un descanso, aún tenía un poco del ramen que había traído de konoha así que aprovechó a degustar lo último que le quedaba y recuperar sus energías para continuar. Al resumir sus tareas con el entrenamiento Akira logró percibir nuevamente todos sus sellos así que ahora estaba seguro de dominar al menos eso de su técnica. Siguiente parada sería diseñar la forma de utilizar esos sellos como referencia para su teletransportación... No era realmente nada sencillo puesto que los jutsus de tipo espacio-tiempo no solamente eran un abuso de energía sino que eran de los más difíciles de diseñar. Afortunadamente algo de fuinjutsu había aprendido en la biblioteca, al menos la teoría básica para el diseño del sello y su funcionamiento, en realidad funcionaba casi como un pacto de invocación invertido.

Y con esa mentalidad y esa teoría básica estaba logrando ya completar un buen porcentaje de lo necesario para el funcionamiento correcto de su técnica. Akira intentó primeramente utilizar el sello del carnero para canalizar una buena cantidad de chakra y activar un sello de los que percibía a distancia. Si su "olfato" estaba en lo correcto, se estaba enfocando en activar el sello de un árbol cercano. Sin embargo su canalización de chakra no había sido lo suficientemente precisa y no hizo más que inmutar al pequeño papel moviendo una esquina del mismo. El método quizá era el adecuado pero no lo había ejecutado de la misma manera, esta vez en lugar de canalizar chakra solamente en una posición de manos el pelirrojo se aseguró de utilizar una combinación de ellas, una que si le produjo el flujo de chakra necesario para activar a distancia el sello en el que se enfocaba, Akira cerró los ojos y suspiró profunda y sonoramente mientras liberaba el chakra y esperaba lo mejor. Afortunadamente, lo mejor se hizo presente y el pelirrojo apareció justo al lado de su sello.

Mientras Akira celebraba con una enorme sonrisa en el rostro el haber conseguido su teletransportación, también venía a su mente que el sello estaba a una corta distancia de donde había aparecido, claro, el sello se había activado pero no con la precisión necesaria. Por ahora, sin embargo su concentración estaría en conseguir hacerlo de nuevo. Horas y horas pasaron y el pelirrojo practicó incanzablemente su nueva técnica, logrando refinar la precisión hasta llegar a tomar el sello con la mano al aparecer en otro lado, esto facilitaría su trabajo ya que también le permitiría tomar el kunai lanzado o quizá hasta conectar un golpe a su rival sin que este lo esperara... todas eran excelentes ideas, pero no tenía el tiempo de explorarlas todas, Akira se aseguró de tener consigo sus pertenencias y se dirigió a toda velocidad hasta su hogar para prepararse para el viaje nuevamente, luego tendría tiempo de descansar, ahora debía asegurarse de que Takeru llegara a la villa sano y salvo. De lo contrario todo el viaje y esfuerzo en terminar su técnica sería en vano. Akira se retiró del campo asegurandose de dejar algunas marcas en el lugar si las llegase a necesitar y asegurandose también de que nadie notara lo que hacía.