La gran aventura 5

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El viaje en el pesquero había sido más largo de lo que Inker esperaba, pero por fin había tierra a la vista. Se tomó unos instantes para bajarse de la embarcación, se sentía realmente cansado por este largo viaje. Al bajar contemplo la belleza del país del rayo. Era un lugar excéntrico, con una vegetación totalmente distinta a su tierra natal, los campos de arroz contrataban totalmente con este paisaje. Aunque añoraba volver a ver la gramilla de los campos de arroz, estaba encantado de conocer lugares como este. Inker se dirigió hacia el poblado más cercano, para hablar con algún lugareño y averiguar si vio algún viajero por estos lugares. Dio con un campesino que se encontraba labrando la tierra, se acercó amable y lentamente. - Buenos días amigo, quisiera saber si ha visto usted un gran caudal de viajeros por estas tierras- la respuesta del campesino fue afirmativa, habían pasado varios por este territorio, aunque no precisamente por su granja como lo hizo Inker. El granjero también comento acerca de un gran suceso que estaba teniendo lugar en el país del hierro, aunque desconocía de qué se trataba. Sus palabras fueron suficientes para que el monje emprendiese su viaje hacia el país del hierro necesitaba descubrir de qué se trataban estos extraños movimientos de los viajeros.