Saint Seiya Roleplay [Confirmación élite]

Desde la última vez que Athena estuvo en el campo de batalla muchas cosas cambiaron: los dioses malignos que amenazaban el mundo se convirtieron en un tema del pasado. Muchos santos se alegraron por este periodo de paz extendido, pensando que ningún peligro nuevo se avecinaría hasta la siguiente guerra santa y que finalmente podrían vivir sus vidas como hombres y mujeres normales. Era agradable pensar en un futuro en el que las guerras y el sufrimiento eran historia. La aparición de un tomo misterioso que llegó a las manos de Saori Kido sembró la semilla de la preocupación. El libro emanaba un cosmos aterrador, y el contenido de sus páginas eran revelaciones sobre lo que estaba por venir.

Los tres padres de la brujería, conocidos con el nombre de “Ancestros” habían permanecido sellados en una dimensión conocida como los confines del tiempo, atrapados en el interior de aquel libro, destinados a permanecer en el olvido junto con todos sus saberes. Un santo incauto que llegó a esa dimensión perdida encontró el libro enterrado entre las arenas del tiempo, rompiendo el hechizo que los mantenía cautivos. Los antecesores se presentaron ante él, manipulándolo para que creyera que su amada diosa no se preocuparía por el destinto de un insignificante caballero como él y que nadie iría a rescatarlo, que estaría encerrado para siempre en aquel punto sin retorno si no aceptaba ayudarlos a salir.

Los ancestros no podían salir de los confines del tiempo sin un vehículo mortal al cual poseer. El santo, sintiéndose traicionado por su diosa, accedió a convertirse en el portador de los ancestros mientras éstos hicieran realidad su deseo: destruir a Ahtena. A los ancestros les pareció un trato justo, ofreciéndole al hombre las armas que necesitaría para hacerle frente a la impertinente protectora del planeta tierra.

Después de conocer la historia, Athena escondió el libro en las montañas cercanas a una ciudad llamada Kaus, utilizando una barrera de sellos que impedía que cualquiera se acercara. Aunque ya no contenía a los tres antecesores de la brujería, podía sentir que había algo realmente corrompido en su interior.