Buscando a un gato perdido

Faltaban unas pocas horas para llegado el mediodía. Encontrándome un poco aburrido, visité el edificio central de la aldea pensando en tomar una misión de la lista y ganar un poco de dinero. -Cielos... que día.- Llegué al mostrador en que se asignan la misiones y me encontré una situación un poco inusual. -¡Micifuz! ¿¡Dónde está mi Micifuz!?- Tan pronto vi lo que pasaba, mi postura paso a una de incredibilidad. -¿Micifuz? ¿Qué clase de nombre cliché de gato es ese? ¿Qué está pasando aquí?
Uno de los encargado al costado de la mesa alza la voz. -Esta es la señora Yu, la esposa de uno de los hombres más importantes del país. Aparentemente ha vuelto a perder a su gato Micifuz y está pidiendo con urgencia que lo encuentren. Tratamos de decirle ya le hemos asignado esa misión a otra persona pero nos ignora.- Al escuchar semejante historia y encontrarme aturdido por los constantes gritos de desesperación de la señora Yu, no pude evitar entrometerme. -Vale. Yo me encargo de esto. Solo agrega mi nombre a los encargados de la misión. Yo resolveré esto.- Camino hasta esta mujer, la sujeto del hombro y la interrumpo. -Discúlpeme señora, ¿le puedo ayudar en algo?- -¡Micifuz!- La mujer me empuja en un momento de pánico y respondo. -Vale, ya cálmese. Iré a buscar a su querido gato Micifuz. Usted descanse en un asiento y espere. Seguramente aquí puedan darle una buena taza de té.- Comprendiendo lo que dicen mis palabras, la mujer hace silencio y sienta sobre una silla al costado de la mesada. -¿Bien? Volveré en unos minutos con ese gato. ¿Dónde dicen que se perdió?- -En la zona residencial cerca del parque. Por cierto, la chica encargada de la misión es una integrante del clan Hyuga que responde al nombre de Hinata.- -Entendido. Nos vemos.- Saludo a los encargados de la mesa de misiones y me dirijo al parque.
Una vez allí, comienzo a caminar por el lugar y a observar los alrededores. -'Ese gato debe estar por aquí. A lo mejor se ha subido a algún árbol de por aquí. Debería buscar a la chica Hyuga para que me ayude, su Byakugan será de mucha utilidad en esto, si es que aún ha encontrado al gato.'- Y una vez mis objetivos estaban fijados continué buscando. Si fuera a encontrar al gato, trataría de alcanzarlo sin que escape, y si fuera a encontrar a una chica Hyuga, me le acercaría para identificarla y explicarle la situación en caso de ser Hinata.

Todo iba de maravilla durante la búsqueda del felino, aún no encontraba a la Hyuga pero no me podía quejar. En esto, creo ver una cosa peluda cerca de uno árboles, así que me acerco a investigar. -¿Micifuz?- En el mismo momento en que inclino la cabeza para investigar, me siento oculto por una sombra, volteo la cabeza para saber porqué y, antes de que siquiera pudiera percibir la imagen de lo que era, soy empujado hasta el suelo por una persona que grita...

-Agh... pero que demonios...- Al entreabrir los ojos, me doy cuenta de que el peso que sentía sobre mi cuerpo era el de una chica que se me había caído encima. Por un momento soy capaz de mirar su rostro y cruzar miradas con ella, hasta que esta reacciona antes que yo. Instintivamente me levanto, retrocedo medio paso para ponerme en guardia y miro a la chica con una cara de perro rabioso. -¿¡Pero qué te pasa!? ¡Me da igual que lo sientas! ¡Un ninja no se cae arriba de otras personas, mucho menos si no sabes con...!- Entonces mi actitud se detiene como quien congelara la imagen al reconocer los ojos de la dama que tenía en frente. -...Oye. Tú de casualidad no te llamas Hinata, ¿o sí?- Junto los pies a la vez que retomo una postura erguida normal, llevo una mano a la nuca para rascarme el cuello y miro a la chica con cierta desilusión. -'Deben estar bromeando. ¿Esta cría es la chica con quien tengo que trabajar? Debo llevarle como 10 años por lo menos, y ciertamente parece todo menos preparada para ser ninja.'- Me quedo mirando a la chica en espera de alguna reacción de su parte.

Entre tanto jaleo, un maullido extraño rompe el ambiente. Se trataba de un gato marrón con collar de cascabel que nos miraba desde las ramas de un árbol. Todo parecía indicar que estaba disfrutando de su tarde soleada, a punto de quedarse dormido por la calma en ausencia de su propietaria.